08 Mar ¿Dónde están las científicas?
Por Doralicia Casares
Cuando se realiza un análisis histórico de la ciencia, se pone de manifiesto el bajo número de mujeres que han participado en la creación de conocimiento científico. La aportación de la mujer a la ciencia y la tecnología siempre ha sido menor que la de los hombres debido a la división social y sexual de este tipo de trabajos1, que ha creado la creencia de que hombres y mujeres debían recibir una educación distinta debido a que se planteaban unos roles diferenciales para ellos en la sociedad2. En la actualidad, esta desigualdad está disminuyendo, pero todavía sigue habiendo un dominio androcéntrico en las áreas de Ciencias y Tecnologías, sobre todo en los niveles más elevados, que son en los que se llevan a cabo la toma de decisiones y la organización.
A lo largo de la formación académica, el androcentrismo está presente en la imagen que se vende de la ciencia, la cual, en muchos casos, es la única imagen de la ciencia que reciben los jóvenes. La mayoría de los científicos que se estudian son hombres, la mayoría de las imágenes y nombres de personas que se dedican a la ciencia son de género masculino3. Las mujeres aparecen en los libros de texto de manera anecdótica, presentadas como una excepción, lo cual constituye una forma de marginación y exclusión a la vez que una negligencia en la transmisión de información que tiene graves implicaciones3. Podemos comprender así, que las mujeres continúen teniendo reticencias hacia la ciencia, pues no tienen modelos de referencia a los que seguir y pueden considerar que no son tan válidas como ellos para las tareas que conlleva la profesión. La imagen masculinizada de la ciencia aleja a las jóvenes de las opciones científicas por miedo a salirse de los estándares establecidos socialmente para las mujeres4, y esto repercute de manera negativa en la idea de igualdad que se promueve, en muchos casos solo de palabra, desde las instituciones.
En un mundo en el que intentamos promover la igualdad en general y la igualdad de género en particular, no basta solo con palabrería, sino que es necesario realizar acciones reales: igualdad de oportunidades de contratación, mejora en la conciliación familiar, acceso igualitario a financiaciones y sueldos equitativos, acceso de las mujeres a cargos de liderazgo y responsabilidades… Aunque en el ámbito de las ciencias biológicas las diferencias entre hombres y mujeres parecen ser menos evidentes5, no podemos relajarnos, y tenemos que seguir mostrando que las mujeres podemos llegar tan lejos como los hombres.
En Laminar Pharma contamos con un equipo equilibrado, permitiendo que tanto los investigadores en formación como los alumnos en prácticas que pasan por nuestro laboratorio puedan tener referentes variados y que una vez que se terminen sus estudios puedan ver que hay científicas en los laboratorios y que sus manos bajo los guantes están ayudando a mejorar nuestra sociedad en muchos ámbitos al igual que lo hacen las de los hombres. Para mí ha sido importante poder tener referentes científicos desde pequeña: mujeres de mi familia, profesoras y actualmente quienes son mis mentoras en el desarrollo de mi tesis doctoral, para poder seguir adelante, saber que mis capacidades son las mismas que las de un hombre y poder decir que las científicas estamos aquí.
REFERENCIAS
1 Manassero Mas, M. A., & Vázquez Alonso, Á. (2003a). Las mujeres científicas: un grupo invisible en los libros de texto. Investigación en la escuela, 50, 31-45.
2 Solsona, N. (2015). Los saberes científicos de las mujeres en el currículum. Revista Qurriculum, 28, 33-54.
3 López-Navajas, A. (2010). La ausencia de las mujeres en los contenidos de la ESO: una propuesta de inclusión. CiDid: II Congrés Internacional de Didàctiques.
4 Manassero Mas, M. A., & Vázquez Alonso, Á. (2003). Los estudios de género y la enseñanza de las ciencias. Revista de Educación, 330, 251-280.
5 FECYT. (2017). Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología y género. (J. Lobera, Ed.) Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología en España 2006 (Fundación). Editorial MIC.